De memoria, afectos y olvidos

2014. 99 min. España Director: José María Goenaga, Jon Garaño. Reparto: Nagore Aranburu, Itziar Aizpuru, Itziar Ituño, Josean Bengoetxea, Ane Gabarain, Egoitz Lasa, Jox Berasategui, Gotzon Sánchez, José Ramón Soroiz. Melodrama

Es una historia de cicatrices, de heridas abiertas, las visibles pero también las invisibles, y de afectos aplazados o  nunca encontrados. Sutil y elegante, ‘Loreak’ posee una cartografía de señales leves y una geografía entre la naturaleza y lo urbano, el paisaje interior y la vida que discurre fuera. Y todo sin chirridos ni histerias. El dolor, la soledad, los sentimientos y emociones que habitan en tierra de nadie son los verdaderos protagonistas de un filme que crece como cualquiera de las flores que vertebran y cruzan las vidas de sus personajes. El verdadero magnetismo de este encantador retrato de tacto y deseo, transparente y hondo, reside en su construcción: un ejercicio de equilibrio imposible entre el recuerdo y el olvido, entre la levedad y el peso, entre la posesión y la pérdida. Y las flores entre tiempos, entre criaturas que pasan a nuestro lado sin vernos o creyendo que no nos ven, entre silencios, mientras el aroma de vida y muerte va impregnando a estas mujeres que se asoman al mundo. Un andamiaje de paralelismos y contrastes, de contrarios y azares que juega con los personajes y los puntos de vista mientras el espectador va alimentándose con la fragancia común: la desolación y la derrota, lo íntimo y lo cruelmente fugaz.

El filme crece más allá de su proyección porque su misterio anecdótico está envuelto en una atmósfera de pausas, silencios y miradas, en un drama que nunca se incendia pero que mantiene su hoguera abierta más allá de su pulsión minimalista. ‘Loreak’ es como ese gesto que hacemos cuando el cristal se empaña y buscamos la claridad (por cierto una de las imágenes del filme). Fábula, a veces incluso con ciertos toques simbolistas sobre la naturaleza, los instintos, lo primario, el azar y las señales, desde una oveja a aparcamientos y carreteras, desde una grúa con ángel a ese ritual de lo cotidiano que se repite de manera inconsciente. ‘Loreak’ es envolvente e interrogante, un thriller sentimental que juega a no serlo y un retrato en femenino plural que huele a humedad, a sueño fragmentado, a drama en blanco y negro y flores en color, a rugosidades y superficies. Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, autores de ‘80 egunean’, firman algo aparentemente sencillo, complejo pero exento de trucos, y desnudan la experiencia del dolor, mientras las flores tranquilizan y perturban, abrazan y zarandean. ‘Loreak’ es una caricia que abofetea, un golpe que nos hace mirar dentro. Solo las metáforas enfrentadas del cadáver en la facultad y la flor cortada revelan la grandeza pequeña, la desgarradura fértil de una película que riega la vida y se detiene a ver crecer la memoria y a poner nombres a aquello que se desvanece de manera inevitable. Florecer y marchitar pero sin artificios ni fecha de caducidad.