Nushin Hussein es uno de los refugiados atrapados en Idomeni. En Siria formaba parte de la selección nacional de fútbol y, asegura, que le esperaba un «futuro brillante». Pero tuvo que salir de allí hace más de un año y no había vuelto a jugar un partido del fútbol hasta la semana pasada, cuando un grupo de voluntarios cántabros les dio un balón y equipajes del Racing.